viernes, 23 de noviembre de 2007

Una orquesta sinfónica de pibes afianzando los vínculos sociales


Infografía




En el barrio Triángulo, al oeste de Rosario, funciona una orquesta sinfónica infantil y juvenil, promoviendo el proceso de aprendizaje como transformación de la realidad. Está integrada por 65 chicos de 8 a 14 años, tienen sólo 25 instrumentos y se las ingenian para aprender. Ya grabaron un CD y se presentaron en el Monumento a la bandera y el Auditorio Fundación.


La orquesta “El Triángulo” dio sus primeros pasos en abril de 2005, por estos días trascendió los límites del barrio y las expectativas de los mismos docentes, el proyecto fue movilizando cuestiones sumamente interesantes en los chicos y la comunidad. En la ciudad, es la primera experiencia (de este tipo) surgida a partir de un proyecto social. La anfitriona de este trabajo socioeducativo es la escuela Nº 518 “Fray Mamerto Esquiú”, donde todas las semanas los acordes de violas y contrabajos se traducen en canciones y conciertos cada vez más prolijos, así suenan...
El Triángulo es un barrio pobre, donde el desempleo, la deserción escolar y la inseguridad son problemáticas cotidianas, desde el lanzamiento de esta experiencia pedagógica, la comunidad está siendo transformada positivamente. Según las docentes Soledad Alberini, Malvina Montiel y la directora de la orquesta, Evangelina Gaido, a los chicos se los ve entusiasmados y más concentrados. Muchos de ellos, con serios problemas en las materias, manejan con facilidad el lenguaje musical, las docentes coinciden en subrayar que este camino se afianzaron los vínculos y la confianza. “Vemos un crecimiento año tras año en lo musical y en lo organizativo, desde la técnica, lo pedagógico, las actitudes, y también en cómo se apropian del proyecto y de la escuela”, sostiene Evangelina. “La orquesta mejora el entorno, la inserción de los chicos, la relación con los padres, los amigos. Tiene que haber una orquesta por escuela y no una por barrio", expresa Soledad, que está a cargo del área Lenguaje musical.
En el barrio y las familias también se movilizaron subjetividades, varias mamás retomaron la escuela nocturna, un papá arregló su guitarra luego de muchos años, una vecina abre las ventanas para escucharlos; y una portera trae a su hija a los ensayos (que se realizan a contra turno) desde zona sur, teniendo que tomar dos colectivos para llegar.

Paso a paso
La idea de constituir una orquesta con pibes de un barrio postergado inicialmente
surgió de Modacuna (Movimiento de Defensa Activa de la Cultura Nacional), apoyado por la Juventud de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y por la agrupación Amas de Casa del País. La directora de la orquesta recuerda lo siguiente:

El trabajo luego se encuadró en el
Programa Social de Orquestas Infantiles y Juveniles de la Secretaría de Cultura de la Nación, el cual incentiva estos proyectos destinados a contrarrestar los efectos culturales y sociales generados por la pobreza.
La orquesta sinfónica El Triángulo está compuesta por 65 chicos, de entre 8 y 14 años, que cursan de 1º a 3º año del EGB, cuentan solamente con 24 instrumentos. Colectivamente crearon un sistema de rotación por grupos para poder ensayar de acuerdo a los instrumentos, 10 profesores llevan adelante el trabajo. Desde Nación prometieron mandarles ocho instrumentos por año, pero están bastante atrasados con el envío, igual que con otras orquestas del país.

Emprendiendo vuelo
A fines de 2005 se presentaron por primera vez fuera del barrio, el concierto fue nada menos que en el
Auditorio Fundación Astengo. En ese entonces tocaron apoyando a los músicos de la Orquesta provincial que estaban en lucha. Su segunda salida “a lo grande” fue en el Monumento a la Bandera, recuerdan las presentaciones como pasos cualitativos en lo musical, vincular y simbólico; muchos de ellos no habían salido antes del barrio.
Terminando el 2006 abrieron aún más las alas, lograron grabar su primer CD, que contiene 19 temas, todos los chicos participaron del proceso de producción. El escenario de grabación fue el Auditorio del Centro Municipal Distrito Oeste, pudieron concretarlo gracias a la colaboración de amigos y colegas profesionales.

Creciendo desde los vínculos con otros
Apenas lanzaron el proyecto, un grupo de padres autoconvocados se encargaba de conseguir en el barrio leche y masitas para la merienda. Recién a fines de 2006 lograron que el Estado provincial garantice la copa de leche. Así como que les garantice más horas pagas a los profesores de la orquesta, la mitad de los cuales se desempeñó durante meses da honorem. “Está la decisión de que esto crezca cada vez más, hasta tener un lugar propio, formar una Orquesta-escuela con un programa que acredite a los chicos profesionalmente. No tenemos techo, tenemos objetivos grandes, queremos que el Estado se haga cargo y vamos a pelear por lograrlo, en el marco del derecho a la educación”, continua Evangelina Gaido.
En lo concreto, el grupo se topa a diario con una serie de limitaciones emergidas de las desigualdades socioeconómica, entre ellas, el trabajo infantil, la deserción escolar, la delincuencia, el colectivo musical incide positivamente para transformar esta realidad. “En octubre participé de un encuentro de orquestas a nivel nacional, había docentes de treinta orquestas del país y tuvimos las mismas inquietudes. Planteamos que el Estado nos tiene que proveer de otros profesionales para integrar al equipo. Hay problemas como el caso de pibes que quieren seguir pero no pueden, porque la chica queda embarazada a los 14 años, o porque tiene que ir a laburar, problemas de inseguridad”, comenta Evangelina. El planteo es estructural, tiene que ver con que el Estado incida en las causas para que los chicos no terminen siendo explotados en un futuro próximo. La intención es abrir paso a las posibilidades, especialmente para los sectores históricamente relegados. En este sentido sigue creciendo la orquesta, fortaleciendo los vínculos sociales y articulándose con otras orquestas juveniles, así lo expresa Evangelina Gaído:

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