lunes, 12 de noviembre de 2007

Asamblea de Vecinos dándole nuevos sentidos a la política



La participación vecinal en asambleas se presenta como un nuevo escenario de construcción política en el barrio Nuevo Alberdi oeste. La puesta en marcha de Comisiones y el trabajo de los Delegados de manzana está consolidando acciones horizontales y alcanzando importantes logros a nivel barrial.

Nuevos aires merodean en la zona noroeste de la ciudad de Rosario, nuevos aires que dan cuenta de la consolidación de estrategias políticas comunitarias como posibles alternativas a la política partidaria, en busca de una mejor calidad de vida de la población.
Nuevo Alberdi está ubicado en una extensa zona que comprende varios sectores: rural, de asentamientos, cristalería, municipal y el sector de los propietarios. Como tantos otros barrios postergados, parte de sus vecinos viven en situaciones de extrema pobreza, en la zona son poco visibles las políticas de estado para optimizar tales condiciones de vida, que se acentúan con el paso de los años. El barrio está dividido por la ruta Nacional Nº 34 y por el canal Ibarlucea, sus zonas aledañas han sido históricamente inundadas tras los desbordes de éste.
La búsqueda de soluciones conjuntas a la canalización del Ibarlucea fue uno de los puntos de reunión de los vecinos, vislumbrando la posibilidad de la organización comunitaria, camino a la inclusión social.
En mayo de 2005, un grupo de vecinos junto al cura del barrio, Daniel Siñeriz, integrantes de la ONG Giros y representantes de instituciones del barrio, se autoconvocaron intentando tomar protagonismo en las políticas públicas.
Las reuniones arrancaron desde cero, en la casa del cura, en las primeras costaba animarse a hablar, poco a poco las preguntas empezaron a circular con mayor fluidez y aparecieron como temas de interés común el desempleo, la pobreza, la falta de servicios básicos y la educación. Desde entonces, las asambleas generales son los miércoles y periódicamente se reúnen las comisiones por temas. En este momento funcionan las de Seguimiento de Obras; de Luz y Agua (y servicios en general); de Tierra y Vivienda; y recientemente se constituyó la comisión de Educación.
“Es la primera vez que me puse a trabajar por el barrio, hace más de veinte años que vivo acá y pasé muchas inundaciones, muchas pero muchas, y no quiero que me vuelva a pasar. Ya no tengo veinte años y seguir en la lucha se hace cruel. Antes que nos inundáramos venía por la tierra, la vivienda, la luz, por todos los problemas que siguen desde hace años”, expresa contundente Nora, una de las Delegadas de Manzana que tomó la responsabilidad de recoger las demandas de sus vecinos y transmitirlas a las comisiones de trabajo.
Esta Asamblea rechaza desde el principio las formas de organización que establecen jerarquías y se organiza de manera horizontal, lo que crea la posibilidad de un nuevo objeto (una nueva política, un nuevo mundo) y la posibilidad de un nuevo sujeto (protagonista de los cambios sociales).
“Nos reunimos con el Área de Servicios Urbanos de la Municipalidad, con ellos vamos controlando las obras que se hacen en el barrio y viendo lo que nos parece que está mal. Sería bueno que alguien del sector de atrás participe de la Comisión, necesitamos que vengan a las reuniones a informarnos de la situación de las obras, es la única manera de controlarlas. La idea es que todo el barrio pueda ir progresando a la vez”, dice Mónica, integrante de la comisión de Seguimiento de Obras. “Estuvimos hablando del pasillo de ustedes, hace tres meses que estamos en lo mismo. Ese pasillo no tiene salida del agua a la zanja, está en el medio de la manzana entonces cuando llueve el agua se amontona. Conseguimos que la Municipalidad comprara 150 metros de caño, los mismos vecinos vamos a hacer el trabajo. También pedimos que puedan ingresar las ambulancias”, continua Mónica.
La creación de estrategias propias de supervivencia fue consolidando al colectivo de vecinos que este año logró una conquista histórica, el resarcimiento económico por parte del Estado tras las últimas inundaciones.
“El resarcimiento tiene como punto de partida la falta de responsabilidad de parte del gobierno municipal y provincial. Las obras estaban anunciadas, proyectadas, legalizadas y no hechas. Por eso la responsabilidad del Estado se traduce en la responsabilidad de compensar el daño sufrido por los pobladores porque las obras no estaban hechas”, expresa el padre Daniel Siñeriz, referente intachable del proyecto barrial. La iglesia San Joaquín y Santa Ana, dejó de ser la simple capilla del barrio resignificándose como un lugar de lucha, encuentro y contención.
Frente a la consolidación del neoliberalismo como política de Estado, frente al continuo proceso de exclusión material y simbólica, la impotencia pasa a ser “posibilidad” al interior de las rondas asamblearias; la dimensión transformadora trasciende incluso los límites del barrio. “Convocamos a todos los vecinos de la región afectados por las inundaciones, de Funes, Fisherton, Roldán e Ibarlucea para conformar una Regional en la cual presentar soluciones que le den una tranquilidad definitiva a la gente, y que sea una solución favorable para todos”, detalla Siñeriz proyectando propuestas estructurales.
En este sentido, otras asambleas también caminan con una perspectiva de trabajo en red, incluyendo e intercambiando experiencias. La de Gualeguaychú acaba de regionalizarse, desdibujando las fronteras entre Argentina y Uruguay, hacia nuevas formas políticas. Por su parte, la asamblea de Vecinos Autoconvocados por el “NO” a la mina de Esquel, se articula con grupos del resto del país a través de su página web.
A dos años de haberse conformado, la Asamblea de vecinos de Nuevo Alberdi sigue afianzándose, es una referencia positiva para vecinos de otros sectores que intentan replicar la modalidad de organización. Esta experiencia abre el juego a las posibilidades, a la pluralidad de voces, en resumen, a la transformación social a partir de la organización comunitaria.

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