viernes, 23 de noviembre de 2007

Recuperar la familia, el Hogar Pablo VI

Cuando empecé la entrevista en el Hogar Pablo VI confieso que los primeros minutos fueron de arrepentimiento, ¿quien me había mandado a charlar con un grupo de religiosas que quieren recuperar el valor de la familia?
La idea me rebotaba por antigua (por lo menos en mi caso) y fuera de contexto (en particular para este blog) pero elegí quedarme unos minutos nada más para ver que pasaba; de pronto estaba charlando con dos mujeres jóvenes que se ofrecían a reformular íntegramente el concepto de hombre y de familia a quien lo quisiera.
El hogar Pablo VI funciona de día, de noche es la casa donde a las cuatro consagradas de la Fundación Mariana Religiosa les ha tocado vivir.
A través de talleres culturales, de oficio y con la formación de una cooperativa, me fui enterando de como un puñado de familias se acercan todos los días a trabajar para comprenderse ellos mismos.
Si bien la mayoría de los asistentes tienen una situación económica preocupante, no es el punto en donde se detienen, en el lugar, como ellas mismas me lo explicaban “se tratan de restaurar vínculos familiares rotos o, en algunos casos, inexistentes”.
Mi curiosidad iba en aumento, de pronto quería saber como eso sucedía y no tardaron en llegar ejemplos, historias como la de una joven familia recientemente “egresada”, donde el padre vivía en Coronda (léase en la cárcel de Coronda) y la madre junto a sus hijos bajo unas chapas en el basural de Venado Tuerto; hoy están viviendo en un hogar de un barrio de esta ciudad, en una casa que se destaca de la de los vecinos por su jardín en el frente, los chicos van a la escuela y los padres trabajan.
La historia me pareció un cuento con propaganda, pero no me importó; quien soy yo para decir que es lo que hay que creer, que es lo que está bien y que está mal; desde un principio ellas me dijeron “...nosotros trabajamos sobre el concepto filosófico-antropológico del hombre que tiene la iglesia...” y lo que logran me pareció fantástico.
En mi ignorancia religiosa (ateo confeso y de nacimiento, si los hay) tuve que preguntarles si la pequeña iglesia del lugar era católica, a lo que me respondieron afirmativamente, y solo se rieron un poco (debo decir en mi defensa que en el lugar en donde generalmente está la cruz, había un cuadro con la imagen de, como luego me aclararon, Jesús joven).
Recorrimos el edificio donde funcionan las salas de apoyo escolar, los distintos talleres (carpintería, costura, expresión corporal, guitarra y poesía, entre otros), la cooperativa panadera de trabajo y caminamos por el parque y la huerta.
Me contaron de lo difícil que se vuelve mantener económicamente el lugar, de como la provincia le envía un pequeño presupuesto (cerca del 25% del gasto mensual), el municipio colabora con gasoil y comida para el comedor y de como la comunidad se acerca a colaborar (muchos de los talleres son dictados por profesionales que trabajan de forma voluntaria, así también lo hacen médicos y psicólogos que brindan sus conocimientos para cada caso en particular).













Nos saludamos y me fui con una sonrisa; un lugar que realmente no esperaba me había sorprendido.




1 comentario:

Cienfuegos dijo...

jajajjaja Gracias a vos Flaco!!
Muy buena la nota!!
Te debo un homenaje en algun videito mío!

Grande Luciano Sagripanti!