domingo, 2 de noviembre de 2008

Trabajo para todos

Ser portador de VIH/sida es un factor que determina la expulsión del mercado laboral, un problema difícil de combatir ya que existen prejuicios e ignorancia sobre el tema que en muchas ocasiones termina con la drástica decisión de los empleadores de la expulsión del trabajador.




Uno de los miedos más grandes de las personas que conviven con VIH es ingresar al mercado laboral ya que las empresas privadas en la Argentina y cierto sector del estado siguen pidiendo aun los estudios preocupacionales. Según datos de INADI la gran parte de las denuncias por discriminación de personas con VIH tienen que ver con la problemática laboral tanto por que fueron expulsados de sus trabajos después de un análisis positivo o por haber revelado su condición de portador, como así también de personas a las que se les ha detectado el virus en un examen preocupacional.
En la ciudad de rosario conviven más de seis mil personas con el VIH según datos del Promusida (Programa Municipal de Sida) y muchos de ellos en algún momento de su vida se han sentido discriminados en el ámbito laboral. En muchas ocasiones las empresas hacen testeos encubiertos en sus empleados objetando que son simplemente estudios de rutina para la empresa sin comunicarle a sus empleados que entre estos análisis esta la prueba d VIH, lo cual queda muy bien aclarado desde la Ley 23.798 que fue promulgada en los años 90 y que contempla de manera muy precisa que toda persona que acceda a un examen de estas características deberá ser informada de dicha practica como así también si dichos estudios arrojaran un resultado positivo
La ciudad de rosario no es le excepción ya que muchos de los mas de seis mil infectados que viven en nuestra ciudad alguna vez se sintieron discriminados en su lugar de trabajo. Según Gladis Gonzáles de OFES (Organización familiares enfrentando al Sida): “ Existe discriminación pero no solo con los enfermos de VIH, se discrimina por ser gordo, por ser flaco, por ser negro, la discriminación existe y existirá siempre. Es difícil que personas que no tienen problemas de salud consigan empleo, mucho mas difícil es conseguirlo para personas que padecen una enfermedad”. Gladis conoce muchos casos de personas que en algún momento de su vida pasar por este trago amargo, como una joven que trabajaba en una casa de servicio domestico y fue expulsada cuando sus patrones descubrieron cual era su diagnostico, increíblemente este matrimonio eran médicos. “Ellos decían que querían cuidar la salud y la integridad física de ellos y sus hijos”, agrega Gladis. Otro caso que recuerda Gladis es el de un joven enfermero que en los años noventa fue expulsado de una empresa de emergencias y al que Gladis calificaba de “un gran profesional y una gran persona” y agrega: “lo que acabó con la vida de este muchacho fue la angustia y la depresión y no la enfermedad”.


Siempre queda la duda que si una persona que es VHI positivo se presenta para un trabajo, pasa por el proceso, acepta hacerse el análisis le da positivo y no la llaman. Las empresas pueden aducir que la persona no es apta para el trabajo que se le exige pero en muchas ocasiones es por que el posible empleado padece el virus, negar información de un examen de esta características es un delito que esta contemplado no solo en las leyes nacionales sino que también esta en los tratados internacionales de las organizaciones laborales como lo es la OIT.” Esto todavía esta en la esfera de la libertad que la empresa tiene para elegir a una persona o no, es decir la figura de discriminación opera cuando se puede probar cuando no lo eligen por un rasgo determinado cuando era la persona mas indicada para ese puesto de trabajo por muchas otras razones, si alguien gana un concurso para un cargo supongamos operador de un sistema de comunicación muy sofisticado pasa las pruebas con las mejores calificaciones y luego no es elegido y estas persona era VIH positivo o obesa o tiene alguna dificultad motriz podría aducir discriminación, pero la discriminación es algo muy difícil de probar ante la justicia”, comenta el Doctor Damián Lavarello, coordinador del Promusida.


A pesar de que la responsabilidad social empresaria esta en auge en la republica argentina, todavía ninguna empresa lanzo un programa de responsabilidad social empresaria para incorporar gente con VIH a las filas laborales, acá aparece la figura de aquello de lo que es políticamente correcto, luego sabemos también que es muy común en el trabajo publico incorporar a personas con capacidades diferentes para cargos que no requieren de una destreza motora especial. Hay toda una cuestión que uno tiene que filtrar siempre con criterio de racionalidad, una persona que va a hacer un curso de comando en una fuerza militar se le exigen una cantidad de pruebas de esfuerzo que van desde un electro cardiograma, una resonancia magnética nuclear de columna, un laboratorio muy completo e incluso una prueba de VIH con su consentimiento.
También opera mucho la auto discriminación, mucha gente con VIH no va a buscar muchos trabajos por que sabe que le van a pedir la prueba.
Todas las personas con VHI que ya han conseguido un empleo lo cuidan en grado sumo para no tener que pelear otra vez y tener que pasar nuevamente por una prueba preelaboral, edemas con los tratamientos actuales según informan desde Promusdida un alto porcentaje de infectados detectados se encuentran en muy buenas condiciones de salud y se preocupan muchísimo de no tener una falta en lo laboral para no ser echado de ese empleo.
En los ámbitos públicos se ha retirado la prueba de VIH como exigencia, es optativo el estado tiene que dar un poco el ejemplo en este tema y por eso no lo requiere, esta en los formularios pero no es necesario que la persona se lo haga. Son variados los casos que han entrado al estado como docentes, personal de maestranza de escuelas. En el estado hoy en día hay muchísima menos discriminación de la que había en otros tiempos, el estado es una instancia de contratación de personas con VIH que tiene mucha más libertad al respecto, mucha mas amplitud y es mucho mas solidario. Ciertos sectores del estado, enfermeros, farmacéuticos y otros profesionales con VIH trabajan en el estado sin ningún problema. La policía es lo mismo si bien dentro de la fuerza policial hay muchas personas viviendo con VIH y no han sido echadas y que que en las fuerzas de seguridad que tienen alta exigencia física como pueden ser ejercito, marina, aviación, gendarmería, debe haber requerimientos para el ingreso, alguien que ya esta en las filas y se revela como persona con VIH quizás sea apartada de algunas tareas que tengan ciertas exigencias físicas y sea destinada a lo administrativo, en la policía pasa lo mismo, pero mientras la persona este en un perfecto estado de saludad puede hacer lo que su cuerpo le permita, pero seria inhumano que alguien que tiene una infección por VIH muy avanzada que no se curó en el tratamiento sea exigido laboralmente a hacer guardias nocturnas en invierno, no es correcto esto. Lo importante es preservar el derecho laboral y el derecho a la confidencialidad de la información, la persona con VIH cuando llega a una oficina no tiene que informar a sus compañeros de lo que le sucede.
Esto no es nada raro y lo hacen muchísimas empresas y particulares, es muy común, existen casos de personas que han sido echadas de la industria frigorífica, de un empleo domestico, gente que la han querido echar de un geriátrico y no pudieron, gente que han echado de una clínica de salud, estos son caso concretos que fueron registrados por las organizaciones que trabajan con estas personas. El empleador averigua o en otros casos es comunicado por el empleado, a veces el empleador descubre la medicación.
A un muchacho lo echaron de un frigorífico importante de la zona por ir a donar sangre para un compañero que se operaba de la columna y cando dona sangre aparece VIH que no conocía, se lo informan, piden otro donante y se filtra la información de que el problema era VIH. Ese muchacho fue echado e inicio un juicio, este caso fue atendido por el Doctor Damian Lavarello. El trabajador perdió la obra social, diez años de trabajo con todo lo que conocía del oficio y paso de ser un empleado que ganaba un buen salario a la calle.
Ser echado de un trabajo cundo alguien se entera que es por VIH es una crueldad. Los juicios a este respecto no son muchos, hay un policía de la policía que le gano al Estado , hubo un capitán de navío de la marina comercial que también le gano un juicio, también se han ganado muchos juicios a las prepagas por el acceso a la medicación.
Muchas veces los empleadores rozan la crueldad y echan a los empleados por diversas razones, aunque la causa de la expulsión sea el HIV.
Una chica que a querían echar de un geriátrico consiguió mediante una medida judicial que no la echaran, pero le decían que ella no podía con ese trabajo, ella limpiaba las camas de los ancianos. Las personas con VIH pueden hacer cualquier trabajo, lo único que necesitan es su momento para tomar su medicación.
La Ley de contrato de trabajo es de orden nacional, los municipios no cuentan con autoridad alguna para tomar esas decisiones. Queda claro que el problema existe y necesita una respuesta por parte de estas personas, queda en manos de los gobernantes que pertenezcan a las reparticiones laborales tratar de dar un marco de seguridad a este grupo de personas que son tan humanos como cualquier otro

martes, 7 de octubre de 2008

Recordando mis primeras lecturas



DIEGO MONTEJO

Mi locura por las aventuras comenzó a los siete años, es que de verlo a mi primo representar a los personajes de las historietas quise saber de donde el sacaba tanto argumento para poder jugar y hacer volar su imaginación. Siempre fui inquieto y curioso y como todo niño no me quise quedar afuera de las luchas de gladiadores o de la bondad de Patoruzito.
Llegaba el sábado y mi alegría aumentaba, vendría mi primo Flavio, con sus historias en papel, sus viejas revistas en donde siempre los buenos ganaban. Como olvidar El Tony, Nippur y otras tantas. Era para mí el mejor día de la semana, el día en que con Flavio y el abuelo íbamos a la revisteria de calle Mendoza a canjearlas por otras que no habíamos leído. La imagen de ese lugar me rememora mi niñez, es imposible olvidarlo, y es también imposible olvidar a su dueño, un hombre mayor que conocía todos los títulos en libros y revistas. Era esa librería en donde el olor a papel viejo se fusionaba con la humedad, de las que ya casi no existen. Siempre sonaba Gardel en un añoso tocadiscos y recuerdo que mi abuelo un acérrimo seguidor del Zorzal solía hacer comentarios sobre esos tangos con el encargado del local.
La librería y revisteria era enorme, en la parte delantera se encontraban las revistas de Patoruzu, Lupin, Isidoro, Condorito, Tony y muchas, que eran donde Flavio y yo arrasábamos. Aunque en reiteradas ocasiones me provocaba curiosidad ira hacia la parte de atrás en donde se encontraban las novelas, los libros de política, medicina y otras tantas lecturas.

No hubo sábado que faltáramos al ritual aunque lloviese nos cubríamos con pilotos y emprendíamos el camino, nos gustaba tanto la lectura que era como un juego ir en busca de nuestro tesoro los libros y revistas de aventuras que volaban nuestra imaginación. Éramos niños felices llenos de sueños, creíamos en el bien y sabíamos lo que estaba mal, los libros nos enseñaban de la vida y nos iban haciendo hombres a cada paso. Muchas vivencias se rememoran cuando hoy siendo un adulto recuerdo mis primeros libros y revistas en donde me sentí príncipe, pirata, explorador y viaje por varios lugares en una alfombra mágica

Este fue mi principio con la lectura y los sábados siguen siendo los días mas alegres en mi vida de adulto. Flavio ya no viene a buscarme para ir a canjear libros y revistas, pero el la espesura de la tarde suelo tomar un libro y recordar cuando el venia y con el abuelo recorríamos las cuatro cuadras hasta la avenida para ir a cumplir nuestro deseo meternos en el fascínate mundo de la lectura

El viaje de Pedro






DIEGO MONTEJO

Pedro había recorrido los caminos en busca de un destino incierto que nunca había llegado, es así como su cuñado Santos le aconsejo que partiera de su Catamarca natal hacia Buenos Aires. La pobreza había perseguido a este humilde joven desde su más temprana edad, hijo natural de padre dudoso del cual jamás supo nada y del que ni siquiera porto su apellido.

Aquella mañana de un diez de enero de 1915 la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca se incendiaba, el calor era insoportable, la vieja estación ferroviaria se disponía a cumplir con su trajín diario, muchos pasajeros que se exiliaban hacia la gran ciudad al igual que Pedro que no dejaba de mirar con desconsuelo los valles que había transitado durante dos décadas de su vida.

El tren hizo parate en las vías y el chancho comenzó a vociferar.

- Buenos Aires, arribamos, los que no suben se quedan, por favor boletos en mano en diez minutos partimos.

Pedro tomó su maleta, la guitarra que lo acompañaba a todas partes y las ganas de triunfar en la ciudad donde todo era posible, la París Argentina.

El viaje comenzó y los cerros del Ambato se deshacían en la nebulosa, el tren comenzó a escalar lentamente la cuesta del Portezuelo ya que su recorrido incluía la ciudad de Tucumán, después seguiría por Santiago del Estero, Córdoba, Rosario y, finalmente, Buenos aires. Viaje arduo para el joven norteño que seguramente llevaría más de 48 horas.

Después de más de ocho horas de viaje por fin afloró la ciudad de Tucumán, Pedro conocía ese lugar ya que en sus niñez había ido varias veces a intercambiar productos regionales que él mismo con su madre elaboraban en la pequeña chacra de Valle Viejo a sur de la ciudad de Catamarca. Cientos de vendedores invadieron los costados del tren y el chancho avisó al pasaje que en media hora partirían, que quienes gustarán bajar un instante del tren podían hacerlo sin inconveniente, fue así como el joven descendió del vagón.

Recorrió la estación, compró unos caramelos para quitarse el mal gusto de su boca, se perdió entre la multitud sin darse cuenta de que algo que él no presentía podría pasarle. El joven estaba unos treinta metros del tren cuando un grupo de uniformados lo obligaron a acompañarlo, Pedro no comprendía la situación pero como no le pareció nada extraño cumplió las ordenes de los oficiales y siguió las instrucciones de los mismos. Es así como lo llevaron a una oficina retirada del tren en el cual debería seguir camino. El recinto estaba lleno de policías los cuales constantemente preguntaban su nombre.

- Soy Pedro José Robin de Catamarca, voy a Buenos Aires a probar suerte con la música, soy solo un peón, nada mas, no se por que estoy acá con ustedes.

Fue así como llego el primer cachetazo de uno de los cinco morrudos oficiales.

- Cállese la boca nosotros no le hemos preguntado nada, usted habla cuando lo decidimos, ¿Así que es de Catamarca, que va para Buenos Aires?, me parece que usted nos esta haciendo el verso, cante antes de que se coma otro sopapo infeliz.

Pedro no entendía nada y cada vez se desconcertaba más, el interrogatorio duro casi tres horas, Pedro perdió su tren y los policías no escucharon nunca lo que querían escuchar.

No conformes con esto los milicos despojaron a Pedro de sus pertenencias, rompieron su guitarra y lo dejaron a la buena de Dios. Sin mas nada que lo puesto y con su rostro molido por los golpes el muchacho trago bronca se sentó en uno de los bancos y largo su llanto. Envuelto por el dolor de no poder cumplir su sueño, sin un solo peso en sus bolsillos, debería buscar la manera de poder hacer realidad lo que había soñado toda su vida; cantar en los cabarets de Buenos Aires.

Tucumán lo esperaba, recorrió varios lugares solicitando empleo pero sin conseguir una respuesta, ya casi a las ultimas horas del día, cansado de fracasar en la búsqueda de trabajo, Pedro diviso un aviso en la vidriera de una farmacia que decía: "Se necesitan obreros para la Zafra, presentarse mañana en San Juan 287 a primera hora”, el joven no dudo y vio la oportunidad de poder cumplir su deseo con algunos pesos ganados en esa cosecha.

La noche pasó y Pedro fue uno de los primeros en llegar al lugar donde los camiones buscarían a los campesinos para llevarlos a recoger la caña de azúcar, el destino sería Lules a pocos kilómetros de la Capital Tucumana. A medida que aclaraba, aumentaba el número de hombres que iban camino a la cosecha, los camiones llegaron y el reclutamiento se hizo efectivo. Pedro partió con una esperanza, la alegría invadía su rostro inocente. Después de unas horas de viaje el ingenio azucarero se presento ante los impactados ojos del joven, los esperaban los capangas a la vera del camino para darles a los campesinos las primeras instrucciones de cómo sería el trabajo en el ingenio.

- Acá las ordenes las damos nosotros, no hay privilegios para nadie y al primero que se le ocurra armar una revuelta sabe bien cual es su destino, tengo balas para cada uno de ustedes, así que cumplan con lo que se les dice y ni se les ocurra querer escaparse, por que ahí me van a conocer, - enfatizó uno de los capangas.

El trabajo había comenzado y Pedro estaba cada vez mas lejos de su sueño, las cosas en el ingenio no eran como el había creído, no le pagarían con dinero si no con unos bonos que solo podría gastar en el almacén del lugar que con suerte alcanzarían para yerba azúcar y algunos comestibles mas. Lo esperaban varios meses de dolor y esclavitud intensa de la cual seria prácticamente imposible salir.

Machete en mano comenzaba su labor cada mañana cuando el sol apenas asomaba y los capataces azotaban a los rebeldes que no seguían el ritmo de trabajo que exigía el patrón. Pedro agachaba su cabeza y no paraba de cortar, caña tras caña, no quería sentir el rigor del rebenque en su lomo, sabía que un descuido o un desgano en su trabajo podían causarle un castigo que iba de los diez a los cien azotes de acuerdo a la falta cometida.

Los días pasaban sin descanso, no existían los domingos, cada jornada era laborable y los horarios de mas de dieciséis horas dejaban a Pedro destruido, cada vez mas triste y desesperanzado. En las noches de mateada entre los jornaleros muchas veces se comentaba la idea de organizar una rebelión en contra de la patronal o de buscar la forma de huir del lugar, Pedro comenzó a sociabilizar con sus compañeros y a participar de estas reuniones, la idea de escapar ya no quedo relegada y empezó a ser el objetivo del muchacho.

Un amanecer, Pedro escuchó una ráfaga de disparos que lo sacó del catre, rápidamente, ante semejante conmoción en el ingenio pensó que esta sería la oportunidad de escapar, el lugar era asaltado por un grupo de delincuentes que habían ingresado en busca del dinero de la cosecha, era el momento justo, los guardias estarían ocupados con los maleantes y serìa muy sencillo escapar. Tomó sus pertenencias, agarró su machete de zafrero y emprendió la huída, lo esperaban los cañaverales y llegar hasta las vías del ferrocarril para subirse al primer tren que lo sacara de ese lugar.

Pedro corrió entre las cañas, su objetivo estaba cada vez mas cerca, solo le restaban unos pocos metros para cruzar la tranquera cuando de repente, sin darse cuenta, tropezó con unos de los guardias que se tiroteaba ferozmente con los maleantes. El guardia fue abatido por los delincuentes los cuales agradecieron al joven por su acción y le ofrecieron la posibilidad de huir con ellos, Pedro acepto la propuesta sin dudar y sin ni siquiera saber con quienes estaba lidiando, lo único que le importaba era recuperar la libertad.

El muchacho subió a uno de los caballos que esperaban a los bandidos y cabalgó con ellos varios kilómetros, no cruzó una sola palabra con ninguno de ellos, aunque noto que quien iba al frente era distinto y que en cualquier momento le comentaría algo.

- Pendejo acá tenes un par de morlacos para tomarte un tren, gracias por tu ayuda y no te olvides de mi nombre nunca, acordarte que vos no sabes nada ni nosotros sabemos de vos, suerte.

Pedro bajó del caballo y se quedo mirando a ese hombre de rostro perdido.

- Señor no me dijo su nombre.

- Soy Mate Cocido, nene.

Cada uno siguió su camino, Pedro no cumplió su sueño de cantar con Magaldi, se instaló en Rosario donde fue motorman de tranvía y después colectivero. Mate Cocido continuo con sus andanzas, robando las multinacionales para darles a los pobres. Murió dos décadas después, de manera misteriosa y nadie jamás encontró sus restos y quedó en la memoria del pueblo argentino.

martes, 29 de julio de 2008

El origen de las especies

Desde hoy, y periódicamente, voy a publicar en este blog que enlazo la novela El Origen de las Especies. Irán capítulos enteros, o fragmentos, según la cantidad de texto. La idea es que los dos o tres interesados que pueda haber en leerla la vayan digiriendo de a poco. Espero que la disfruten tanto como yo disfruté escribiéndola hace ya unos cuantos añitos, creo que 6.

lunes, 21 de julio de 2008

Vientos frescos del oeste


Estefanía Giménez, Viviana Benito y Diego Montejo son los jóvenes periodistas que hacen “La voz de los barrios” (oeste).




La voz de los barrios” es un medio independiente, mensual, gratuito y sin fines comerciales que refleja la vida cotidiana, las luchas y las historias de Echesortu, Azcuénaga, Belgrano y una parte de Ludueña.



Los jóvenes recorren el barrio con un changuito de supermercado. Pero no llevan las compras, sino una pila de publicaciones. Se detienen en cada casa, tocan timbre, hablan con los vecinos y les entregan un ejemplar de los que atiborran el carrito. La escena describe una particular forma de distribución de un medio periodístico. No hay estudios de mercado detrás. Ni una consultora que cobre en dólares. No hay ni siquiera una empresa, ni grandes capitales, ni nada que convierta al medio de comunicación en una forma simbólica atada y determinada por el mercado. Nada de eso. La charla que se genera con cada vecino durante el reparto, el intercambio humano, toda la escena remite a otro mundo donde el mercado es apenas un elemento más en un universo con otros valores.
La voz de los barrios (oeste) llena el changuito, que se desplaza empujado por alguno de los jóvenes periodistas que crearon este medio barrial, de la zona oeste, de distribución gratuita y en mano, casa por casa. La tirada del primer número, que está circulando por estos días, es de tres mil ejemplares. Los comercios del barrio, especialmente los pequeños y medianos negocios, sostienen con publicidad este medio independiente y en este caso este término, que en otros contextos suele utilizarse con cinismo, recupera su verdadera significación.
La redacción de La voz de los barrios (oeste) no es exactamente uno de esos edificios imponentes en cuyo hall, siempre alfombrado, una recepcionista filtra la entrada de los que llegan. Nada de eso: está en la casa de uno de los jóvenes periodistas que parieron el emprendimiento, “entre el patio y la pieza del abuelo”, un sitio que por estos días luce repleto de ejemplares.
Y el abuelo, de 88 años, emprende la tarea de comentar en el barrio la existencia de la publicación, que es mensual y cuenta con 16 páginas. Una señora que habita la zona aportó “el vehículo” con el que se la distribuye. El periódico tiene como lema “La voz de los vecinos para nosotros es noticia”, y con sólo recorrer sus páginas queda claro que la frase expresa toda una concepción del periodismo y la comunicación, porque definir qué es noticia y qué no lo es, constituye la principal y más profunda operación ideológica realizada desde los medios para construir una realidad en función de intereses que siempre, por definición, permanecen en las sombras, indecibles.
La zona de influencia del medio, al oeste de Rosario, incluye los barrios Echesortu, Azcuénaga, Belgrano y una parte de Ludueña. El singular reparto tiene como límites las calles Avellaneda, Provincias Unidas, Santa Fe y Mendoza.

Diego Montejo, Viviana Benito y Estefanía Gimenez son los jóvenes periodistas responsables del emprendimiento, que además cuenta con colaboradores externos. “El contacto puerta a puerta con los vecinos es una experiencia muy enriquecedora que genera mucha participación de la gente, que nos ofrece datos, informaciones, y nos sugiere notas”, explicó Montejo, que vive en la zona, y que ha emprendido otros proyectos periodísticos en el barrio.

Benito se refirió a las dificultades que debieron atravesar hasta ver la publicación en la calle. Lo hizo con la vista clavada en “ese hijo de papel” engendrado por los tres jóvenes periodistas, según su propia definición.
“La idea es hacer un medio independiente, a pulmón, y que sea un producto serio, prolijo, bien hecho, con criterios periodísticos”, señaló Benito apuntando a uno de los prejuicios que circulan acerca de la prensa independiente. Para los adoradores del mercado, sólo los medios que dependen de grandes empresas pueden erigirse en productos serios y de calidad. Pero parece que no para estos jóvenes periodistas.
“Queremos laburar notas periodísticas de calidad. Tomamos la comunicación como un derecho humano. Creemos en una comunicación descentralizada, con pluralidad. Y que se sostenga en el tiempo”, señaló Benito, que hizo especial hincapié en el trabajo que se pone en cada nota, y en la búsqueda de una buena diagramación, que redunde en un producto legible, “con las notas y la publicidad bien separadas”, otra definición que coloca a La voz de los barrios (oeste) en las antípodas de los medios que difuminan estos límites para vender gato por liebre. “Aquí hay magia. Esto es pura conexión”, concluyó Benito sin poder ocultar su entusiasmo por haber podido hacer realidad tangible esa concepción de la comunicación.

Tras haber caminado la zona, Giménez desgranó una serie de jugosas anécdotas acontecidas durante su labor como cronista y repartidora, entre otras responsabilidades que tiene en el periódico. “Es la que más fuerza tiene para tirar del carro”, dijeron sus compañeros de ella. Y no estaban utilizando una metáfora: se referían a su fuerza física de la joven para empujar el changuito.
“Encaraba una nota con una idea y después, por lo que recibía de los vecinos, cambiaba el enfoque, surgían cosas que ni imaginaba al principio. Podría escribir un libro a partir de la experiencia con la gente del barrio”, contó Giménez, que en el primer número no sólo escribió la nota de tapa, una investigación sobre el transporte, sino que también se encargó de una de las secciones más fascinantes del mensuario, que se titula “De puertas adentro”.
La idea es tocar timbre a un vecino, entrar a la casa, charlar, y reflejar la historia personal de la gente que allí vive. Así de simple y revolucionario.

Además de las investigaciones y los buceos en la vida cotidiana de aquellos que sólo son noticia si participan de un hecho policial, la publicación ofrece deportes, cultura y una sección, “Tomando mates”, dedicada a textos literarios ilustrados para la ocasión. En la página 14 del primer número, la sección “De laburantes” refleja las transformaciones del barrio durante la década menemista, cuando las grandes fábricas que daban trabajo a cientos de obreros, se convirtieron en centros comerciales.
“Actualmente, en esos terrenos que antes acunaban a más de 700 trabajadores metalúrgicos hoy se levanta el complejo de cines Village, el supermercado Carrefour, también de capitales extranjeros, y a una cuadra, la cadena internacional de comidas rápidas Mc Donald”, se lee en la nota de María Cruz Ciarniello que cuenta el destino de la fábrica Gema bajo el título “Lo que el progreso se llevó”.
El changuito sigue recorriendo las calles del barrio, y los vecinos del lugar ya saben que son sus propias voces, historias, anhelos, los que lo llenan hasta el tope.

lunes, 14 de julio de 2008

Retratos de la muerte

    El hombre que cae viste camisa y pantalones claros, lleva un arma en la mano derecha; el hombre que cae extiende los brazos como para recibir a alguien, o algo, o para decir cuán grande es su sorpresa, aunque la expresión de su cara desmienta estos pareceres; el hombre que cae, cae en pleno día, con el cielo gris que sé azul y el piso gris que imagino del amarillo de la hierba seca. El hombre que cae parece caer eternamente en la foto que lo inmovilizó. El hombre que cae, dicen y desmienten, cae muerto. El hombre que cae es una imagen con nombre y autor: se llama La muerte de un miliciano y la capturó el legendario Robert Capa(1) durante 1936, en el Cerro Muriano del frente de Córdoba de la Guerra Civil Española.



"Todos los que han oído hablar de esa guerra pueden traer a la memoria la granulosa imagen en blanco y negro de un hombre de camisa blanca remangada que se desploma de espaldas en un montículo, con el brazo derecho echado atrás mientras el fusil deja su mano; a punto de caer, muerto, sobre su propia sombra", dice Susan Sontag en Ante el dolor de los demás.

La imagen de Capa se publicó por primera vez en la revista Life de los Estados Unidos. El hombre sigue cayendo en página impar, en un cuadro que ocupa más de la mitad del espacio disponible; al lado, otro hombre sonríe triunfador y aconseja el uso de un producto cosmético de nombre Vitalis. Vitalis, vital; más arriba, en letras de molde, se lee life (vida) y en ese contexto el hombre que cae sigue muriendo.


De esta y otras fotografías se ha dicho que fueron armadas, que la espontaneidad era un cuento para las editoriales y los lectores; en el caso particular del miliciano, los que afirman que la toma es real dieron nombre y apellido al hombre que cae: Federico Borrell García (Taino). Sin embargo, años más tarde una nueva secuencia fotográfica se presenta como testimonio que respalda la tesitura de una puesta en escena; y como si fuera poco ya, una película documental de 2007, La sombra del Iceberg, menciona la posibilidad de que además de ser una pose, la fotografía la haya tomado la mujer de Capa, Gerda Taro.


"Hay que tener en cuenta que hay varias fotos de Taino con un miliciano alcanzado supuestamente por las balas, las hay también simulando disparos desde las trincheras. El propio Capa reconoce implícitamente que los milicianos estaban posando para él y si lo estaban ¿por qué la foto del miliciano caído no pudo ser una pose? (…)Desde luego el tema está abierto, y así seguirá posiblemente en el tiempo; pero en algo hay coincidencia total, que sea cual fuere el resultado final, en nada empaña la gloria de Capa como el mejor fotógrafo de guerra de la historia, y en nada empaña la gloria de "Taino", ni de las decenas de miles que como "Taino", murieron en defensa de sus ideales". El fragmento que aquí se reproduce pertenece a Miguel Pascual Mira y se publicó en la Revista Sudestada en julio de 2006, 70 años después de que el hombre cayera.

"Captar una muerte cuando en efecto está ocurriendo y embalsamarla para siempre es algo que sólo pueden hacer las cámaras, y las imágenes, obra de fotógrafos en el campo, del momento de la muerte (o justo antes) están entre las fotografías de guerra más celebradas y a menudo más publicadas", sostiene Susan Sontag en su libro Ante el dolor de los demás; en esta obra, sobre la autenticidad de la foto que Eddie Adams (2)tomó en el momento en que el jefe de seguridad de Vietnam del Sur ajusticia a un sospechoso del Vietcong, en 1968, la ensayista afirma que no cabe duda alguna, aunque sospecha sobre las motivaciones.


La foto se convirtió en un ícono del antibelicismo, de la brutalidad de la guerra, del poco control que los norteamericanos tenían sobre sus protegidos del sur. Sin embargo, Adams nunca avaló la lectura que se hizo de esa imagen y por ella llegó a cuestionarse su trabajo como reportero: "El general mató a un Vietcong con la pistola. Yo maté al general con mi cámara fotográfica. La fotografía es el arma más poderosa del mundo. La gente se las cree, pero las fotos mienten, incluso sin ser manipuladas. Sólo son medias verdades". La razón de las amargadas palabras del fotógrafo hay que buscarlas en la historia posterior de la toma de esa foto. Según entiende Susan Sontag, el policía vietnamita disparó para la prensa y probablemente jamás hubiese ajusticiado de ese modo al prisionero de no haber habido una cámara para registrarlo. En cambio Adams sabe de primera mano qué fue lo que ocurrió antes y después de la publicación de esa imagen. La Associated Press, agencia para la cual trabajaba en la cobertura de la guerra, mandó al reportero tras los pasos del general vietnamita cuya imagen había dado la vuelta al mundo una y otra vez. "Ese tipo es un héroe", dijo de él más tarde, cuando ya era inevitable que aquél rostro se asociara con todo lo malo que había en la contienda, con la bestialidad, la sangre.

"Lo que la fotografía no preguntaba era ¿Qué hubieras hecho tú de haber sido el general en aquel momento y de haber sido tú el que capturó al supuesto tipo malo después de que hubiera volado por los aires a uno, dos o tres soldados americanos?", decía Adams, quien durante el resto de su vida pidió perdón al general Nguyen Ngoc Loan y a su familia por el estigma que les grabó con aquella imagen. (3)



Sentidos



El fotógrafo es un ojo que mira para mostrar; la fotografía no sólo es la imagen que él ve, sino además la que planeó, la que esperó, la que sudó, la que sufrió; y es también la imagen que interpreta quien se planta delante de ella, ya recortada del contexto, ahora ella misma una realidad, un presente continuo con límites laterales. Una ventana, quizá, pero que no nos permite asomarnos y mirar más allá, no nos deja retroceder en el tiempo, a las palabras que se dijeron cuando un click alertó que la imagen ya estaba en la película; si tuviéramos esa posibilidad, entonces podríamos saber con certeza si la foto de Capa fue un montaje o no, si el general vietnamita actuó inducido por la presencia de las cámaras y nos indignaríamos al ver que aquel fotógrafo blanco sudafricano permanece durante casi media hora inmóvil, mirando a través de la cámara al buitre que acecha a una niña negra desnutrida.

El hombre blanco de la hipotética ventana se llama Kevin Carter (4) y tomó, en 1993, una de las imágenes más impactantes de la injusticia que respalda la lógica criminal de la guerra y el capitalismo de una sociedad clasista y desenfrenada. Para llegar a esa toma, a ese retrato de las aberraciones que padecía Sudan, el reportero se guió por esa misma lógica del resultado y el beneficio: no sólo no prestó ayuda a la niña que aparece en la foto, sino que además, después de hacer las primeras tomas, esperó durante 20 minutos para ver si el buitre abría las alas y registrar, de ese modo, una toma más impactante. El buitre no batió las alas, Carter se marchó y la foto se publicó en el New York Times. Meses más tarde, ganaba el Pulitzer. Perseguido por el remordimiento que le generaba su foto más famosa, sumado a otras circunstancias personales (dicen las breves biografías que circulan por la Web) Carter se suicidó.



 


¿Es posible permanecer delante de este cuadro durante más de veinte minutos, durante apenas un minuto? ¿Cuál son los límites que separan al profesional de la persona? Algunos dirán que el límite es la profesión misma, la pasión por el trabajo y el deber de contar y mostrar, e incluso encontrarán aspectos positivos a las posturas como las del sudafricano (5) Otros, entre los que me incluyo, diremos que no hay límites: persona y profesional son uno solo y los valores éticos los alcanza como a uno solo también.

Sin embargo, la actitud de Carter al momento de tomar la fotografía, es (como ejemplo extremo) el concepto de Virginia Wolf que da pie al libro de Susan Sontag y que La ensayista sentencia con sus palabras: "No debería suponerse un «nosotros» cuando el tema es la mirada al dolor de los demás".


 

Dicen de las imágenes que tienen el valor de mil palabras o más. Claro que algunas veces el valor es agregado, como en el caso de Capa -si es cierto que se trató de un montaje-, o es un valor rechazado por quien lo genera, tal como ocurrió con Adams y su foto de Vietnam, o directamente excede cualquier intento de valoración porque no existen palabras para explicarlas o igualarlas, como la toma que hizo Carter en Sudán.

Tres instantes de la muerte, uno quizás falso, otro sobrevolando aunque todavía latente; sólo una cierta y sin embargo contó lo que el fotógrafo no pretendía contar.


 





Guillermo Paniaga


1 Robert Capa, Budapest, Hungría, 22 de octubre de 1913 -Thai Binh Vietnam, 25 de mayo de 1954. Posiblemente, el más famoso corresponsal gráfico de guerra del siglo XX. Su verdadero nombre era Ernö o Ernest Andrei Friedman (fuente: Wikipedia).

2 Eddie Adams (12 de junio de 1933 – 19 de septiembre de 2004) fue un fotógrafo norteamericano famoso por sus retratos a celebridades y por haber cubierto como fotoperiodista 13 guerras. (fuente: Wikipedia).

3 Fuente: http://www.xatakafoto.com/2008/02/14-eddie-adams-en-vietnam-ano-1968

4 Kevin Carter (13 de septiembre de 1960, Johannesburgo, Sudáfrica - † 27 de julio de 1994, Johannesburgo) fue reportero gráfico ganador de un premio Pulitzer en 1994. (fuente: Wikipedia)

5 Para poder hacer ese trabajo es necesario blindarse, armarse de una coraza emocional. No se puede responder a lo que uno ve como un ser humano normal. La cámara funciona como una barrera que lo protege a uno del miedo y del horror, e incluso de la compasión. Carter y sus tres camaradas dormían poco, además, y consumían drogas de todo tipo. Pasaban sus días y sus noches en un acelere mental y en un estado de anestesia emocional casi permanentes. Si se hubiesen detenido un instante a reflexionar sobre lo que hacían, si hubiesen permitido que los sentimientos penetraran la epidermis, habrían sido incapaces de hacer su trabajo. El entorno era alocado, pero el trabajo era importante. Si se hubieran quedado en sus casas o se hubieran expuesto a menos peligro, habría habido más muertos, menos presión política para acabar con la violencia. Ésta era la contribución de Carter a la causa de sus compatriotas negros. John Carlin, el pais.com http://www.elpais.com/articulo/paginas/fotografia/pesadilla/elppor/20070318elpepspag_10/Tes)

miércoles, 2 de julio de 2008

jueves, 3 de abril de 2008

Como chicle viejo (noticias de ayer, ¡extra, extra!)

Cualquier día de la semana, 6 de la mañana. El locutor se sienta a la mesa del estudio; cuando el operador le da la señal, comienza con la lectura de tapa de los diarios.

                Ese mismo día, un poco más tarde. En la agencia de noticias X un redactor enciende la radio; entrevistan al diputado H: da su versión de los hechos que a seis columnas anuncian las portadas de los matutinos. El periodista de la agencia redacta y emite un despacho.

                Tres de la tarde de ese mismo día. Un editor del diario C levanta el despacho de la agencia. Más tarde, en ausencia de algo mejor, las palabras del  diputado H ocuparán un lugar en la tapa de la edición que se prepara para el día siguiente.

                Día siguiente, seis de la mañana. El locutor se sienta a la mesa del estudio, saluda al operador y, cuando éste se lo indica, comienza con la lectura de titulares.

                Es temprano, recién me levanto. Oigo las noticias como voces de un sueño que perdura y me parecen gastadas, como un chicle ya sin menta. Por un momento sospecho que estoy en el mismo día, como Bill Murray en el día de la marmota. Apago la radio con un poco de bronca y me voy a trabajar pensando que no han pasado tantas cosas por las tapas, por las radios, por la vida, desde la primera vez que me puse a "escuchar " un noticiero radial. Es falso, yo sé que esto que digo es falso, pero es lo que siento… y la culpa no es del locutor.

sábado, 1 de marzo de 2008

Concurso yoescribo

Hola. Este post es más que nada un mangazo. Presenté al concurso del portal yoescribo.com la novela Cosquillas en el culo de San Minuto de las Horas Simples.

La primera parte del certamen toma en cuenta la votación de los lectores, luego un jurado define el ganador. Los lectores, entonces, conformarían un voto más del jurado. Quien quiera leer y votar la novela (o sólo votar, pero esto yo no lo dije) debería seguir los siguientes pasos:

* Quien no es usuario del portal, antes que nada debe registrarse. Una vez completado el formulario, van a recibir un mail desde el cual deberán confirmar el alta.

* Muy bien, ya son miembros del sitio. Ahora, antes de votar, tienen que bajar la novela, Cosquillas en el Culo de San Minuto de las Horas Simples.

*Una vez que ya bajaron la novela (y supongo que la leyeron ;)) hacen click ahí en el círculo indicado en la imagen anterior para entrar a la siguiente página, donde deberan clickear en Votar una obra para passar a la siguiente página, donde de un listado hay que seleccionar la que se quiere votar... y hacerlo... Y listo!

Amigos, muchas gracias a todos y espero que disfruten de la novela.

viernes, 8 de febrero de 2008

Interfaz de usuario

Hay que ver los problemas que ocasionan las nuevas tecnologías, che!