lunes, 21 de julio de 2008

Vientos frescos del oeste


Estefanía Giménez, Viviana Benito y Diego Montejo son los jóvenes periodistas que hacen “La voz de los barrios” (oeste).




La voz de los barrios” es un medio independiente, mensual, gratuito y sin fines comerciales que refleja la vida cotidiana, las luchas y las historias de Echesortu, Azcuénaga, Belgrano y una parte de Ludueña.



Los jóvenes recorren el barrio con un changuito de supermercado. Pero no llevan las compras, sino una pila de publicaciones. Se detienen en cada casa, tocan timbre, hablan con los vecinos y les entregan un ejemplar de los que atiborran el carrito. La escena describe una particular forma de distribución de un medio periodístico. No hay estudios de mercado detrás. Ni una consultora que cobre en dólares. No hay ni siquiera una empresa, ni grandes capitales, ni nada que convierta al medio de comunicación en una forma simbólica atada y determinada por el mercado. Nada de eso. La charla que se genera con cada vecino durante el reparto, el intercambio humano, toda la escena remite a otro mundo donde el mercado es apenas un elemento más en un universo con otros valores.
La voz de los barrios (oeste) llena el changuito, que se desplaza empujado por alguno de los jóvenes periodistas que crearon este medio barrial, de la zona oeste, de distribución gratuita y en mano, casa por casa. La tirada del primer número, que está circulando por estos días, es de tres mil ejemplares. Los comercios del barrio, especialmente los pequeños y medianos negocios, sostienen con publicidad este medio independiente y en este caso este término, que en otros contextos suele utilizarse con cinismo, recupera su verdadera significación.
La redacción de La voz de los barrios (oeste) no es exactamente uno de esos edificios imponentes en cuyo hall, siempre alfombrado, una recepcionista filtra la entrada de los que llegan. Nada de eso: está en la casa de uno de los jóvenes periodistas que parieron el emprendimiento, “entre el patio y la pieza del abuelo”, un sitio que por estos días luce repleto de ejemplares.
Y el abuelo, de 88 años, emprende la tarea de comentar en el barrio la existencia de la publicación, que es mensual y cuenta con 16 páginas. Una señora que habita la zona aportó “el vehículo” con el que se la distribuye. El periódico tiene como lema “La voz de los vecinos para nosotros es noticia”, y con sólo recorrer sus páginas queda claro que la frase expresa toda una concepción del periodismo y la comunicación, porque definir qué es noticia y qué no lo es, constituye la principal y más profunda operación ideológica realizada desde los medios para construir una realidad en función de intereses que siempre, por definición, permanecen en las sombras, indecibles.
La zona de influencia del medio, al oeste de Rosario, incluye los barrios Echesortu, Azcuénaga, Belgrano y una parte de Ludueña. El singular reparto tiene como límites las calles Avellaneda, Provincias Unidas, Santa Fe y Mendoza.

Diego Montejo, Viviana Benito y Estefanía Gimenez son los jóvenes periodistas responsables del emprendimiento, que además cuenta con colaboradores externos. “El contacto puerta a puerta con los vecinos es una experiencia muy enriquecedora que genera mucha participación de la gente, que nos ofrece datos, informaciones, y nos sugiere notas”, explicó Montejo, que vive en la zona, y que ha emprendido otros proyectos periodísticos en el barrio.

Benito se refirió a las dificultades que debieron atravesar hasta ver la publicación en la calle. Lo hizo con la vista clavada en “ese hijo de papel” engendrado por los tres jóvenes periodistas, según su propia definición.
“La idea es hacer un medio independiente, a pulmón, y que sea un producto serio, prolijo, bien hecho, con criterios periodísticos”, señaló Benito apuntando a uno de los prejuicios que circulan acerca de la prensa independiente. Para los adoradores del mercado, sólo los medios que dependen de grandes empresas pueden erigirse en productos serios y de calidad. Pero parece que no para estos jóvenes periodistas.
“Queremos laburar notas periodísticas de calidad. Tomamos la comunicación como un derecho humano. Creemos en una comunicación descentralizada, con pluralidad. Y que se sostenga en el tiempo”, señaló Benito, que hizo especial hincapié en el trabajo que se pone en cada nota, y en la búsqueda de una buena diagramación, que redunde en un producto legible, “con las notas y la publicidad bien separadas”, otra definición que coloca a La voz de los barrios (oeste) en las antípodas de los medios que difuminan estos límites para vender gato por liebre. “Aquí hay magia. Esto es pura conexión”, concluyó Benito sin poder ocultar su entusiasmo por haber podido hacer realidad tangible esa concepción de la comunicación.

Tras haber caminado la zona, Giménez desgranó una serie de jugosas anécdotas acontecidas durante su labor como cronista y repartidora, entre otras responsabilidades que tiene en el periódico. “Es la que más fuerza tiene para tirar del carro”, dijeron sus compañeros de ella. Y no estaban utilizando una metáfora: se referían a su fuerza física de la joven para empujar el changuito.
“Encaraba una nota con una idea y después, por lo que recibía de los vecinos, cambiaba el enfoque, surgían cosas que ni imaginaba al principio. Podría escribir un libro a partir de la experiencia con la gente del barrio”, contó Giménez, que en el primer número no sólo escribió la nota de tapa, una investigación sobre el transporte, sino que también se encargó de una de las secciones más fascinantes del mensuario, que se titula “De puertas adentro”.
La idea es tocar timbre a un vecino, entrar a la casa, charlar, y reflejar la historia personal de la gente que allí vive. Así de simple y revolucionario.

Además de las investigaciones y los buceos en la vida cotidiana de aquellos que sólo son noticia si participan de un hecho policial, la publicación ofrece deportes, cultura y una sección, “Tomando mates”, dedicada a textos literarios ilustrados para la ocasión. En la página 14 del primer número, la sección “De laburantes” refleja las transformaciones del barrio durante la década menemista, cuando las grandes fábricas que daban trabajo a cientos de obreros, se convirtieron en centros comerciales.
“Actualmente, en esos terrenos que antes acunaban a más de 700 trabajadores metalúrgicos hoy se levanta el complejo de cines Village, el supermercado Carrefour, también de capitales extranjeros, y a una cuadra, la cadena internacional de comidas rápidas Mc Donald”, se lee en la nota de María Cruz Ciarniello que cuenta el destino de la fábrica Gema bajo el título “Lo que el progreso se llevó”.
El changuito sigue recorriendo las calles del barrio, y los vecinos del lugar ya saben que son sus propias voces, historias, anhelos, los que lo llenan hasta el tope.

1 comentario:

Lorena dijo...

Los felicito chicos y a darle para adelante...